Un Wéstern Azulcrema: "El bueno, el malo y el feo"
Así como nos enseñó el bueno de Clint Eastwood, pero adaptado al fútbol.
Hace rato que no hablo de curiosidades de jugadores. Siempre estamos debatiendo formaciones o causas por las que los emplumados están en horas medio bajas, y cuando repasé algo de lo que nos han entregado individualmente, me vinieron a la mente estos tres personajes que bien podrían protagonizar alguna western o película del Viejo Oeste.
El bueno: Rodrigo “Búfalo” Aguirre
Ah, ¡cómo me gusta este uruguayo!
Desde su época de Necaxista me pareció un jugador interesantísimo. No es que siguiera con lupa las andanzas de los Rayos, pero entre resúmenes y algunos partidos de fondo, siempre me pareció un tipo divertido en la cancha.
Porque sí, en el fútbol moderno son todos robots. Todos corren, nadie piensa, nadie inventa. Y conforme pasan los años, más nostálgico me vuelvo de los jugadores distintos, los que hacen soportables los soporíferos partidos de ajedrecistas.
Su caso me recuerda al de Kléber Boas, aquel brasileño que hizo tremendo tridente con Cuauhtémoc y “Piojo” López. En su momento, el amazónico no hacía gol ni al arcoíris y el siempre exigente americanismo le tildó de indigno portador de la camiseta. Al final, salió campeón de liga y de goleo.
El Búfalo llegó en medio de dudas tras fallido paso con Rayados, donde no figuró ni de titular ni de banca. Se congeló en la nevera más grande de México.
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