La Fotaza de Jardine. La Insoportable Levedad del Tricampeonato
Efímero resultó el dominio Azulcrema
Ha pasado casi una semana de la caída en Toluca y estamos a un día de jugarse uno de los partidos más importantes en la historia reciente del América, por ello, me dispuse a escribir esta columna.
Tristemente, las sensaciones siguen intactas, entre la decepción y el enojo. Bueno, tal vez miento, probablemente no están tan inalteradas. El enojo se mantiene, pero la decepción ha ido creciendo desde el silbatazo final de aquel fatídico domingo 25 de mayo de 2025.
Un gran sector del entorno americanista ha mostrado una cara, que, desde mi muy particular punto de vista, es bastante conformista.
Es casi un hecho que, en el ámbito deportivo, es casi imposible que una persona o un equipo siempre gane. Es parte del juego, y esperar una situación diferente sería un grave error. Siempre habrá dinastías o campeones que llevan el invicto al extremo, pero eventualmente, se dará la derrota. Así es esto.
Ahora bien, lo importante es qué se hace cuando llega ese día.
Y es aquí donde entran mis sentimientos amargos de esta semana. Obviamente, como cualquier americanista, no esperaba que se diera una derrota contra Toluca, me veía celebrando y presumiendo el Tetracampeonato. Lo ansiaba como se ansía cualquier título de Liga, aunque, el chasco que fue la CONCACAF, sí le daba un sabor extra, era demostrar que lo sucedido a nivel continental había sido un simple tropiezo.
Pero, para mi desgracia, estaba equivocado. América perdió la oportunidad de coronarse por cuarta vez consecutiva. Y, lo peor de todo, fue la manera en que se dio.
El equipo jugó, probablemente, los peores 180 minutos de una serie de ida y vuelta desde aquella tétrica derrota ante Pumas en los Cuartos de Final cuando el estratega Azulcrema era aún Santiago Solari. Asimismo, el partido de Vuelta de la Final del Clausura 2025 fue, sin dudas, el peor partido en toda la era Jardine. Fue un juego donde los elementos del América no mostraron ni sangre ni ideas.
Se puede perder, pero lo mínimo que se pide es caer con la cara al sol. América cayó de bruces sin ni siquiera poner las manos. El rey soltó su corona sin miramientos.
Una demostración simple y llanamente patética.
El análisis de la serie es variado. Hay muchas opiniones y lo que realmente pasó lo saben sólo los que estuvieron en ese vestidor Azulcrema. Lo que es un hecho, es que el equipo que entregó el título en Toluca no es el mismo que goleó a Tigres, maniató a Cruz Azul y batió al Monterrey.
No los aburriré con más comentarios sobre el partido, lo que tenía que decir lo dejé plasmado en el Nidopodcast de esta semana, mismo que si no han escuchado, los invito a que nos den una oportunidad.
Lo que quiero retomar es uno de mis señalamientos del inicio, el tema de la afición.
Sé que nos hemos cansado de decir que cada quien vive su americanismo como mejor le parezca, pero eso no implica que uno no pueda tener opinión sobre esa forma de vivirlo. Puedes estar o no a favor de las situaciones que se presentan. Lo que sí, es que no queda más que respetarlas.
Por lo que no busco atacar a nadie, simplemente quiero señalar que, tal vez, la posición de un sector importante del americanismo sobre no darle tanta importancia a la derrota del domingo se me hace bastante conformista.
Y no es que no la entienda. Sé que suena absurdo quejarse de que no se ganó un título cuando ganaste 3 anteriores, aunado a que se ganó un Campeón de Campeones, una Campeones Cup y una Supercopa de la Liga.
Es entendible que la gente piense: “qué más da, no pasa nada”.
Pero una cosa es que se comprenda y otra es que no se pueda dejar de comentar que se me hace un poco peligroso ese razonamiento.
Me explico.
Cuando Manuel Lapuente hizo campeón al América en 2002, se le dio un crédito absoluto, hizo lo que quiso en el Club y los cuestionamientos llegaron tarde, cuando la escuadra era un desastre internamente. Pero como había roto la racha de 13 años, se le permitió todo.
Lo mismo con Miguel Herrera y Ricardo Peláez, el segundo, con malas decisiones que se le fueron permitiendo porque logró ser campeón después de 8 años, llevó a una nueva crisis interna, mientras que Herrera, con 4 títulos en la bolsa, hizo y deshizo a su gusto, al grado que hasta su hija era parte de las actividades del Club.
El americanismo, a pesar de autoproclamarse como la afición del “más grande”, tiende a encumbrar figuras de una manera sorprendente. Casi cualquiera asume el mote de “leyenda”. Y no es que no se agradezcan los triunfos que han venido de esas personas, para nada, pero si se supone que el equipo es ganador por naturaleza, ¿Por qué esa necesidad de entregarse así? Se les trata como excepción y no como la normalidad, que, repito, de ser un equipo grande, no debería ser gran cosa venir a ganar.
El patrón comentado se ha vuelto a replicar con Jardine y su Cuerpo Técnico. Parece que el brasileño no comete errores, que tiene cartera abierta para hacer y deshacer a su gusto. Ni la Inquisición cazaba tan duramente a los “herejes” como lo hacen los americanistas que siguen ciegamente a Jardine.
Se ha sobrevalorado el Tricampeonato. Ojo, no digo que no sea un gran logro, pero parece que se les olvida que son torneos de 6 meses.
Realmente, este América ha dominado la Liga por 2 años. Tres, si le sumamos el periodo de Fernando Ortiz.
Mientras que el equipo ochentero, a lo que se debería aspirar, dominó la Liga una década.
Se ganaron 5 títulos de Liga, se tuvo un torneo con récord de puntos, se obtuvo un subcampeonato, se coronó 3 veces en CONCACAF, se venció en 2 Campeón de Campeones y se ganó una Interamericana. La única manera que tenían para detener a ese equipo era a través de arbitrajes un poco sospechosos, los más escandalosos, una Semifinal contra la U. de G. y una más contra el Monterrey.
Hoy, estamos en un momento determinante.
Se tiene todo para volver a tener una dinastía que domine por años la Liga Mx. Pero, es aquí donde entra mis sentimientos encontrados.
Conformarse con el Tricampeonato es un error. Presumir que Jardine alzó 3 dedos en Ciudad Universitaria, al grado de pedir una estatua en el remodelado Estadio Azteca (jamás será Banorte para mí) es un error. Decir que no pasa nada después de perder contra Toluca es un error. Asegurar que el equipo tiene “crédito” es, sin lugar a dudas, una catástrofe.
Ya se ha visto lo que sucede con el equipo cuando existe ese maldito “crédito”.
La afición americanista, en unisón, en vez de estar dando agradecimientos a los que terminaron su ciclo, así como en vez de estar apapachando al Cuerpo Técnico y jugadores que permanecerán, debería estar exigiendo desde ya los refuerzos.
Lo que necesita Jardine no es una estatua ni que pongan esa “fotaza” en sus perfiles, lo que necesita son herramientas para hacer al equipo nuevamente competitivo.
Se requiere gritar a los 4 vientos que se fracasó en este semestre, que no se ganó ni CONCACAF ni Liga. Dejar en claro que estos resultados para el América son nefastos. Y que no, que no importa qué sucedió de 2024 para atrás.
Importa el ahora, el presente y el futuro.
Lo que debería estar pidiendo la afición es saber ¿Qué carajos van a hacer para que el equipo no vuelva a fracasar en 2 competencias? ¿Qué carajos van a hacer en caso de no calificar al Mundial de Clubes? ¿Qué carajos van a hacer si se califica al Mundial de Clubes?
Y lo más importante, ¿Qué carajos van a hacer para que América sea nuevamente el amo y señor de la Liga Mx?
Basta de andar sobrados y soberbios. Se acabó la fiesta señores, y la cruda realidad nos dice que hoy, América no es campeón de nada.