El Incomprendido: Jérémy Ménez
Un crack que solo dejó destellos en su fútbol y un técnico que lo detestó.
Hablando de franchutes…
El fichaje que encendió a Coapa
En enero de 2018, el Club América anunció la llegada de Jérémy Ménez, exjugador del PSG, Roma y AC Milán. Fue el primer francés en la historia azulcrema y llegó con el peso de ser “el Gignac” que el americanismo había pedido durante años.
En el aeropuerto, la bienvenida fue de ídolo: cánticos, banderas, abrazos. Ménez, sonriente, declaró:
“Soy una persona que cuando me dan amor, doy amor. Esta gente te hace querer salir al campo y darles placer”.
La directiva había hecho una apuesta fuerte. El objetivo era claro: traer a un jugador de clase europea para resolver la falta de gol y devolver al equipo a lo más alto.
El debut y el primer vuelo
Tras resolver su visa y adaptarse a la altura, debutó en la jornada 3 del Clausura 2018. Apenas en su segundo partido, ante Lobos BUAP, marcó un golazo: recibió un pase, se perfiló y soltó un derechazo implacable que se clavó en el ángulo. Fue su primer tanto en un año y el inicio de un idilio que prometía mucho.
Ese torneo terminó con 5 goles y 5 asistencias en Liga. Dejó jugadas que aún se recuerdan, como su penal a lo Panenka contra Atlas, que fue toda una declaración de estilo y personalidad.
El golpe que lo cambió todo
En julio de 2018, durante un amistoso de pretemporada contra Pachuca, sufrió una rotura de ligamento cruzado anterior en la rodilla izquierda. Ocho meses fuera.
En su ausencia, el América ganó el Apertura 2018. Ménez fue campeón, sí, pero sin jugar un solo minuto. Y en futbol, la ausencia pesó más que la medalla.
Un regreso sin brillo y con polémicas
En el Clausura 2019, Ménez volvió, pero no fue el mismo. Apenas disputó 3 partidos, 83 minutos y no anotó. El técnico Miguel Herrera no se guardó nada en abril de ese año:
“No está entrenando bien, no está metido con el equipo… podrá ser Pelé, Maradona o Messi, pero si no quiere, no importa”.
La frase retumbó. Comenzaron rumores de indisciplina y desinterés.
Aficionados y medios hablaban de un jugador más preocupado por su vida fuera de la cancha que por ganarse un lugar. Para el Apertura 2019, prácticamente estaba borrado. Convocado de vez en cuando, pero sin minutos.
La relación con el Piojo estaba rota.
Adiós y confesiones
El 29 de agosto de 2019, se rescindió el contrato de mutuo acuerdo. Ménez se despidió con educación:
“Gracias a los fanáticos por la increíble bienvenida. ¡Vamos América, somos Águilas!”.
Sus números finales fueron: 23 partidos, 5 goles, 2 títulos (Liga MX y Copa MX). Poco para el cartel con el que llegó.
Tiempo después, ya en Italia, soltó la bomba:
“Dormí durante dos años… en México no estaba ahí en mi cabeza, quería volver con mi familia”.
Una confesión que dividió a la afición: algunos lo entendieron, otros sintieron que confirmaba lo que ya sabían… que nunca estuvo comprometido.
El alegato final
En el papel, su paso fue un fracaso. En la memoria, quedó como una ilusión que se apagó entre lesiones, distancia familiar y roces con el técnico.
Pero… ¿y si Ménez hubiera llegado con otro entrenador? Miguel Herrera nunca se caracterizó por darle protagonismo a las figuras; para él, la figura debía ser él mismo. Tal vez con un DT dispuesto a protegerlo, adaptarlo y entender su contexto, la historia habría sido otra.
La pregunta quedó para el americanismo:
¿Jérémy Ménez fue un fichaje fallido que nunca honró la camiseta, o un talento incomprendido que no encontró el entorno adecuado para brillar?
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Menez con otro perfil de entrenador, hubiese brillado y mucho, sobre todo en ese entonces que no teníamos un armador y alguien con buen pie. Aunque igual y hubiese hecho 2-3 años y buscaría salir. Siempre fue un trotamundos