¡Aquí vamos de nuevo con la Femenil!
El América Femenil inicia otro torneo sin refuerzos, sin respuestas y con más dudas que ilusiones.
La espera ha concluido.
Tras decepciones, fracasos y esperanzas de cambio aniquiladas, las Águilas del América Femenil iniciarán su participación en el torneo Apertura 2025 con la eterna exigencia de convertirse en campeonas por tercera vez del torneo mexicano.
Y es en esa supuesta exigencia donde quiero hacer énfasis.
Si bien es cierto que la directiva se jacta de haber heredado el ADN Azulcrema de la institución, lo que han demostrado hasta ahora está muy lejos de reflejarlo. Su enorme pasividad ante la derrota solo hace evidente que están cómodos con seguir siendo un animador del torneo y no un verdadero aspirante al título.
Todo el mundo concluía que ahora sí, el cambio en el cuerpo técnico era inobjetable. La fórmula de Ángel Villacampa está agotada. Las jugadoras no se ven cómodas con la pasividad que transmite el entrenador español en momentos de tensión. Mientras tanto, la afición ha perdido la fe con el paso de los meses. Peor aún, recordemos que en el cuadrangular disputado hace unas semanas en tierras regiomontanas por la Liga de Campeonas, tuvimos la primera escena pública que reflejó lo que siente y piensa la fanaticada sobre su entrenador.
Claudia Carrión y compañía no solo decidieron ir en dirección contraria a la razón, sino que además han respaldado a “Villa” permitiéndole hacer los ajustes que considere pertinentes a su cuerpo técnico y despidiendo a jugadoras que, directa o indirectamente, han mostrado su poca afinidad con su liderazgo.
Hablando de lo más importante, que son las jugadoras, el panorama es aún más sombrío. Coapa se ha convertido, oficialmente, en una clínica más del servicio de salud de la capital. Al menos siete futbolistas habituales del primer equipo presentan lesiones de gravedad que las mantendrán alejadas durante un número considerable de partidos. Algunas ni siquiera podrán ver actividad en este semestre. Vale la pena recordar que esta situación no es nueva: las lesiones ya se conocían desde que terminó la participación del equipo en mayo. Lo verdaderamente grave es que la directiva no ha sido capaz de apuntalar la plantilla. Por el contrario, la ha debilitado con la venta de jugadoras que podrían haber contribuido significativamente en esta etapa.
Actualmente, se cuenta con solo 13 futbolistas del primer equipo. La pretemporada tuvo que realizarse con jugadoras de categorías inferiores, lo que refleja lo corto del plantel. Hasta ahora, solo han llegado dos refuerzos: una estará apenas seis meses, ya que su contrato es un préstamo, y la otra tiene apenas unas horas de haberse integrado al equipo. Además, esta última tendrá su primera experiencia como futbolista profesional.
Las expectativas son muy bajas. La afición está desilusionada y con pocas esperanzas para este torneo. Por más que se busque alguna señal de mejora, no se vislumbra un escenario alentador.
El proyecto americanista ha retrocedido respecto a lo que venía construyendo en torneos anteriores, cuando se había convertido en un modelo a seguir con incorporaciones ambiciosas de futbolistas protagonistas del mercado nacional e internacional. Hoy, esos tiempos parecen haber quedado atrás. Mientras los tres rivales directos por el título se han robustecido en calidad y cantidad, las Águilas vuelan bajo, inciertas y con dudas importantes sobre hacia dónde se dirigirán en este torneo.
Esperemos que un golpe de suerte nos oriente nuevamente hacia el protagonismo.
Mientras tanto: ¡Vamos Águilas!




